La simulación del impacto de asteroide sirve para realizar planes de evacuación en las zonas afectadas o para reconducir a los asteroides.
En este caso, el simulacro pinta mal para Europa y seis meses no serían suficientes para desviar la colisión.
La semana pasada, diferentes agencias espaciales estuvieron trabajando en una simulación del choque de un asteroide contra la Tierra.
La misión ha llegado a su fin y deja malas noticias para Europa -el anterior simulacro borró del mapa la mismísima Nueva York-.
El impacto ficticio ha estado dirigido por el Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA y su objetivo era preparar a los científicos en caso de que alguna vez ocurra una amenaza así contra nuestro planeta.
La práctica y el entrenamiento para diferentes situaciones son una parte esencial de la preparación, además, se trata de una oportunidad que sirve de ayuda para identificar a los problemas, gracias a la colaboración de equipos de trabajo con diversas experiencias.
En la prueba de la semana pasada los investigadores descubrieron varias cosas, entre ellas algo muy alarmante:
No estamos preparados para un suceso como este y seis meses serían suficientes para prevenirlo.
Decimos que seis meses no son suficientes porque esta prueba no era en tiempo real: el asteroide imaginario, bautizado como 2021PDC, se descubrió el 19 de abril y el impacto del mismo se producirá -siempre de forma ficticia- el 20 de octubre de 2021.
El blanco de esta masa de 140 metros era Europa, concretamente algún punto entre las fronteras de Alemania, Austria y República Checa.
Llegar a esas conclusiones -primero saber que es un peligro, después saber su tamaño, después su trayectoria y lugar de impacto y finalmente su fecha de colisión- le llevó a los equipos varios días.
El 20 de octubre a las 17:02 en tiempo de simulacro, 2021PDC impacta contra la zona prevista, generando una devastación de casi 300 kilómetros de diámetro.
Pero no solo arrasa con esa zona y sus ciudades -algunas como Salzburgo o Praga-: al día siguiente del impacto, los daños indirectos se extienden a toda Europa Central.
Se proyectó que el asteroide falso golpearía la Tierra a velocidades que alcanzaban los 15 km/s o 55.000 km/h.
Malas noticias: no estamos preparados
El ejercicio ha dejado mal sabor de boca: no tenemos medidas efectivas para desviar, detener o destruir un asteroide de ese tamaño en menos de seis meses.
Según las conclusiones del simulacro, todo lo que se podía hacer era ordenar la evacuación de las zonas sobre las que iba a impactar.
Angela Stickle (líder del grupo de trabajo de modelado de impacto de DART) aseguró que el cronograma para la desviación es importante..
Pero en este caso, el enfoque del ejercicio se orientó al desastre para identificar con antelación los asteroides peligrosos.
Es decir, la simulación se hizo para predecir el posible daño que podría causar el asteroide en las zonas geográficas.
Si esta situación hubiera sido real, la Red Internacional de Alerta de Asteroides, habría difundido la información necesaria para asegurar que todos los países están al tanto de las amenazas.
De esta manera, se desarrolla una respuesta de emergencia en caso de impacto.
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