A principios de esta semana, informábamos sobre el potencial hallazgo de vida orgánica en la atmósfera de Venus. La noticia es, sin duda alguna, asombrosa…
Como la portada publicada el mes pasado por la revista The Economist, ilustrando un artículo intitulado sospechosamente ‘Los Alienígenas entre Nosotros’ donde se mostraban microorganismos flotando tal como si estuvieran en el espacio.
¿Podría haber una relación entre Venus y la portada de The Economist?
La revista británica The Economist, ya nos tiene acostumbrados a portadas sugerentes y muy simbólicas.. Recordarás aquella, en 2017, que codificaba en clave de cartas de Tarot un metamensaje sobre Donald Trump.
En marzo de este año —apenas declarada la pandemia por la OMS— otra portada señalaba lo que sólo podía entenderse de una manera: que la cuarentena subsiguiente a aquella era explícitamente una forma de control de las masas.
Y después, abundando sobre los virus, incluye a los extraterrestres en la ecuación.
Necesariamente debemos aclarar, antes de avanzar en este análisis, que The Economist no es en absoluto lo que sus no-lectores prejuiciosos pueden esperar de una publicación especializada en estos temas:
«Algo férreamente conservador, de extrema derecha y —puesto a resonar en ámbitos conspiranoicos— brazo mediático de infusos illuminati».
En realidad, esta revista es liberal, no en el sentido de la simplista mirada populista sino en un contexto absolutamente técnico.
Pero seguro que su gente tiene contacto, acceso, vínculo —o reciben de fuente ignota, algo así como un «Garganta Profunda» (el nombre en código de la fuente del caso Watergate) de los Poderes en las Sombras— algún tipo de información sobre planes o proyectos.
Y para este caso, que determinados grupos de poder —con esa antelación a veces centenaria como han demostrado en su historia de manipulaciones geopolíticas— buscan «reprogramar» el genoma humano con miras a algún tipo de interacción extraterrestre en un futuro mediato.
Si así lo quieren, es sólo una especulación.
Posible vida en Venus
La posibilidad de que hubiera vida en Venus siempre pareció remota.
Desde que las primeras sondas lanzadas por la Unión Soviética descendieron sobre la superficie del planeta se sabe que allí las temperaturas son capaces de derretir el plomo, la presión atmosférica es 90 veces superior a la de nuestro planeta y sus nubes son de ácido sulfúrico.
Aunque durante 2000 millones de años el planeta gozó de una temperatura agradable y hasta tuvo océanos, en la actualidad su atmósfera densa en dióxido de carbono creó un efecto invernadero extremo que eleva las temperaturas hasta los 450 °C .
Pero entre los 40 y 60 km sobre la ardiente superficie no es la misma historia; en su cubierta nubosa permanente, el ambiente va desde los cero a los 50 ºC, propiciando un ambiente tal vez ideal para albergar formas de vida similares a los microbios llamados «extremófilos» en la Tierra.
Puede que la detección reciente de fosfina de un nuevo impulso a las misiones de exploración de Venus, alguna de ellas especialmente pensada para estudiar de cerca su atmósfera.
El investigador Iván Martínez analiza aquí la posible relación entre The Economist y la reciente noticia sobre Venus en el siguiente videoprograma.
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VÍA: Mystery Planet
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