Más de setenta años después de su descubrimiento en el desierto de Judea, un enigmático fragmento de uno de los Rollos del Mar Muerto se expone por primera vez al mundo, en el Museo de Israel en Jerusalén. En este documento, nunca antes expuesto al público, se contradice una parte de la historia que la Biblia cuenta sobre Noé.
El Museo de Israel, que guarda los milenarios rollos del Mar Muerto, unos misteriosos documentos bíblicos, muestra ahora durante tres meses un fragmento antiguo del apócrifo del Génesis, nunca expuesto antes al público, que se exhibe a través de una pionera innovación tecnológica israelí. «Esto es parte de la copia del apócrifo del Génesis, el único testimonio físico de este documento en el mundo», cuenta el comisario de la exposición, Adolfo Roitman, mientras señala la vitrina donde está el fragmento del manuscrito, cubierta con un cristal inteligente diseñado para protegerlo de cualquier tipo de degradación.
«El contenido del fragmento expuesto es la columna 10 del apócrifo del Génesis y trata sobre el patriarca bíblico Noé después del diluvio universal», explica a EFE. «En la versión bíblica del Pentateuco, el Dios de Israel, Yaveh, ordena a Noé que salga del arca con su familia. Una vez fuera, el patriarca realiza un sacrificio de agradecimiento, pero en el fragmento del apócrifo del Génesis, se nos dice que el sacrificio no se hizo fuera del arca, sino dentro de ella», dice, desvelando uno de los contenidos destacados del excepcional pergamino.
Los versos del texto en arameo son peculiares por el hecho de estar escritos en primera persona. También se describen las vidas de Abraham, Enoc y Lamec, personajes del Génesis.
Se trata de un documento que no se encuentra digitalizado, pues pese a ser un texto de 22 columnas, solo las últimas cuatro se encuentran en un estado de conservación óptimo. Eso sí, lo que el texto explica, aunque contradictorio con lo que se cuenta en la Biblia, sí encajaría según los expertos con un punto de vista histórico. Es decir, tras el Diluvio universal, la lógica hubiera siempre aceptado que el sacrificio que realizó Noé lo hubiera llevado a cabo en el arca antes de pisar tierra firme, lo que le hubiera valido para purificar el terreno que posteriormente iba a volver a pisar con su familia.
«Las luces que iluminan el documento, encendidas cada 30 segundos, están integradas dentro del propio cristal, una novedad tecnológica que permite al público ver el manuscrito y también evitar todo el daño posible al pergamino, que ya de por sí es enormemente sensible», añade el comisario, que considera los rollos del Mar Muerto como «una ventana al mundo antiguo». El documento, escrito en arameo hace 2.100 años, «es una copia excepcional de las historias del libro del Génesis, nos permite conocer mejor las interpretaciones de estos pasajes bíblicos y saber cómo eran entendidos por los judíos de Palestina hace dos milenios».
“De alguna manera, lo que tenemos son historias paralelas que no tenemos en la Biblia hebrea, en la que los patriarcas se presentan de formas diferentes a las que tenemos hoy en el Pentateuco”, declaró Roitman.
El Santuario del Libro, compuesto por tres espacios en el Museo de Israel, «tiene una división tripartita que se inspira en los templos judíos antiguos», remarca Roitman. Los manuscritos del Mar Muerto, un total de ocho rollos, fueron descubiertos por beduinos en el año 1947 en las cuevas de Qumrán, a orillas del mar, y desde 1965 están expuestos en el Santuario del Libro, cuya tercera sala tiene una forma ovalada coronada por una cúpula blanca, elementos que recuerdan la tapa de la vasija donde se encontraron los documentos antiguos. «Intentamos preservar los manuscritos como se preservaron durante 2.000 años en las grutas de Qumrán», destaca el experto.
Sin embargo, «no podemos evitar su destrucción, porque los pergaminos son materiales orgánicos destinados a desaparecer, pero hacemos más lento su proceso de degradación cuidando el nivel de humedad y de temperatura en que se exhiben». El pequeño fragmento expuesto del apócrifo del Génesis, un pergamino con estado de deterioro avanzado que será exhibido tres meses más para guardarse después bajo estrictas medidas de conservación, está sellado en una vitrina que cuenta con un dispositivo de registro de datos que permite conocer el grado de temperatura y humedad de la caja.
Según Roitman, este sistema tecnológico avanzado «permite saber si las condiciones climáticas del documento se ven modificadas y así cambiar la estrategia de exposición». «El propósito es exponer el manuscrito original, pero siempre teniendo en cuenta que nuestra obligación es preservarlo para las próximas generaciones», comenta el comisario, que subraya el valor del contenido del manuscrito.
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