Robert Llimós es un artista de renombre con un enorme prestigio a nivel internacional. Reside actualmente en Barcelona y se encuentra trabajando en una obra muy peculiar; la representación de figuras reptilianas y OVNIS en pinturas y esculturas. Tuvimos el placer de conocerle en el reciente evento «The Ufology World Congress», celebrado en la mágica montaña de Montserrat.
Su trabajo se basa en una enigmática experiencia que tuvo en el año 2009, concretamente en Fortaleza (Brasil). Por aquel entonces, el señor Llimos asistió a una boda familiar. Después de la boda, Robert se quedó en la casa de la hermana de la novia, en fortaleza y decidió sentarse con su cuaderno en unas dunas cercanas a la casa sobre las 16:00.
Entre las nubes empezó a dibujarse un objeto metálico muy grande de unos 50 metros. El aparato se hizo visible y Robert, asombrado por lo que estaba frente a sus ojos, empezó a realizar trazos en su cuaderno para dibujarlo. Al cabo de unos minutos, una diminuta ventana de aquel objeto flotante se iluminó vislumbrando la figura de dos seres muy altos.
VER ► Montserrat, la Mágica Montaña se convierte en Capital Mundial de la Ufología
Robert dibujó unos seres de aspecto reptiloide, con escamas de distintos tamaños. Los ojos de los seres eran negros y oblicuos, en una cabeza sujeta por un poderoso y largo cuello. Uno de los dos seres era un poco más pequeño y esbelto, por lo que el pintor lo asoció a un ser femenino, además de que poseía una extraña diadema en la cabeza. Las entidades estaban ataviadas por unos ropajes que le recordaron a la época medieval.
Robert seguía trazando la visión en su cuaderno, pero algo extraño pasó, una sensación extraña que le impide situar los acontecimientos en el tiempo. La experiencia que empezó a las 16:00 de la tarde y que duró solo unos minutos, al acabar, le situó en medio de la noche. Al parecer el pintor había sufrido una pérdida de tiempo. Robert Llimós está convencido de que los seres lo llevaron al interior de la nave y le borraron los recuerdos.
Después de aquella experiencia, el aparato había desaparecido. El pintor regreso a casa y vio a su familia muy preocupada, habían pasado horas buscándolo.
A raíz de la experiencia, Robert Llimós intentó plasmar su visión en cuadros y esculturas. Pintó una y otra vez a aquellos seres y la nave hasta superar las 150 obras.
Durante los años después de la experiencia vivida en Brasil, Robert notó que en sus conversaciones telefónicas se colaron en 5 ocasiones unas extrañas vocecillas en un idioma desconocido. Al principio sonaban felices, después adquirieron tonos imperativos y al final en las últimas intervenciones, sonaban tristes. Llimos interpretó un contacto y seguimiento de estos seres hacia su obra. Aquí un interesante reportaje de Iván Martinez para su canal Gran Misterio. Esperamos que lo disfrutes.
0 comentarios