El caso de Agnes Whiteland es uno de los incidentes más desconcertantes en la historia de la ufología, y se remonta a los años de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). El hecho tuvo lugar en Inglaterra.
La historia de Agnes Whiteland comienza cuando se asoma al balcón de su casa en la primera planta. A escasos metros visualiza en el aire una plataforma redonda con un grosor de 30 centímetros y un diámetro de 3,5 metros. En dicha plataforma se hallaban entre ocho a doce hombres, de pie y en círculo, mirando hacia el frente como si estuvieran observando algo a su alrededor. Esta plataforma poseía dos hierros en circunferencia, una a la altura de las rodillas de aquellos hombres y la otra un poco más arriba. Estos visitantes estaban vestidos de uniforme azul y gorro del mismo color. Parecían unos militares.
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Según el relato de Agnes Whiteland, esta plataforma se hallaba a unos nueve metros de altura desde el suelo y a unos noventa metros de distancia desde donde se hallaba la testigo. Lo misterioso de este acontecimiento es que dicha plataforma no poseía aparentemente ningún motor de propulsión ni producía ningún ruido que se pudiera percibir con el simple oído.
Tampoco eran visibles ningunos cables o cuerdas por los que pudiera estar tendida la plataforma que sostenía a estos viajeros callados. Permanecían en este lugar durante unos minutos y desaparecieron por la misma dirección desde la cual han venido. En cuanto al uniforme que llevaban, parecía mucho más moderno que el uniforme usual de los militares de aquella época. Se podría decir que su presencia no encajaba ni en el lugar ni en la época.
La información recibida sobre este hecho insólito ha sido investigada por varios expertos. Los resultados no hallaron ninguna explicación válida sobre lo ocurrido ni esta forma de transporte utilizado por los visitantes.
Entre todos los hechos conocidos parece ser un hecho aislado. Todo apunta aparentemente a una visita de unos señores acudidos desde el futuro para observar y ser testigos directos de la Primera Guerra Mundial. Pero, este caso, tal vez nunca se verá resuelto ni explicado con base científica.
Por ahora, este relato queda como un recuerdo en la mente de los familiares que aún viven hoy en día y conviven con esta experiencia insólita de aquella señora inglesa llamada Agnes Whiteland.
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