Un descubrimiento histórico ha ocurrido en Egipto esta semana. Ha sido hallada una estatua de cuarcita de ocho metros sumergida en el fondo de un hoyo en un barrio pobre de El Cairo que probablemente represente al venerado faraón Ramsés II, quien gobernó hace más de 3.000 años.
Un equipo de operarios egipcios ha extraído piezas de dos grandes estatuas de época ramésida encontradas sumergidas a más de un metro de profundidad en un hoyo lleno de fango y semi inundado. Bajo la atenta mirada del Ministro de Antigüedades Jaled El Anani, una excavadora ha recuperado los fragmentos hallados por la misión arqueológica germano-egipcia en Matariya, un suburbio de El Cairo.
Tras ser limpiadas de barro, los «cartuchos» de una de las piezas encontradas, de 80 cm de altura y tallada en piedra caliza, han permitido que sea identificada como el rostro de una estatua de Seti II, faraón de la dinastía XIX.
La segunda figura, un coloso de unos 8 metros de altura tallado en cuarcita y descuartizado en diferentes piezas de gran tamaño, representaría probablemente al faraón Ramsés II, aunque todavía no se han encontrado inscripciones que lo confirmen, ha apostillado el responsable egipcio de la misión, Ayman Ashmawi.
Las piezas han sido halladas en las inmediaciones de un gran templo construido por Ramsés II, principal faraón de la XIX dinastía, descubierto recientemente por la misión de la Universidad de Leipzig. El templo de Ramsés II, encontrado «por casualidad», según afirmó entonces Ashmawi, «confirma la hipótesis de que Ramsés II mostró un especial interés en Heliópolis (Matariya) durante las últimas décadas de su reinado (casi 70 años)».
El gran tamaño de las estatuas encontradas, la belleza y la riqueza de sus inscripciones apuntan a «un importantísimo descubrimiento» que realza la grandeza y magnitud del templo -parte de un complejo en la zona- en su época original, ha aseverado el arqueólogo egipcio.
El complejo de los Templos Solares de Heliópolis quedó destruido hacia la época Helenística, y muchas de sus estatuas y materiales de construcción fueron enviados a Alejandría e incluso a Europa, o reutilizados en la construcción de El Cairo viejo en época islámica. Los arqueólogos continuarán con las excavaciones en la zona para asegurarse de que no queden piezas sumergidas en el fango, apuntó por su parte el director alemán de la misión arqueológica, Dietrich Raue.
Las piezas recuperadas, algunas de hasta dos metros de altura, serán trasladadas al Gran Museo Egipcio para su restauración a tiempo de la esperada -y muchas veces retrasada- inauguración del complejo, construido junto a las pirámides de Guiza. No será hasta 2018, según las últimas estimaciones del Ministerio, que el museo será inaugurado parcialmente y exhibirá los fragmentos del coloso del faraón. Ramsés II, faraón de la XIX dinastía, gobernó Egipto desde finales de 1270 a.C. hasta 1210 a.C. aproximadamente, y durante su reinado construyó numerosos templos y otros edificios conmemorando su figura.
El mayor y más importante de todos lo erigió en Tebas (ahora área de Luxor, cerca al Valle de los Reyes) y fue descubierto por Champollion: el Ramesseum, con dos patios y más de 40 columnas o pilonos. Aunque quizá el más imponente sea el de Abú Simbel, que el faraón ordenó edificar para afianzar su presencia en Nubia.
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